Conozca mejor la enfermedad alérgica habitual, los síntomas, las estrategias de control y las posibilidades de pruebas.
¿El paciente es candidato para la prueba de IgE específica?
Obtenga información exhaustiva sobre alérgenos completos y componentes de alérgenos.
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¿El paciente es candidato para la prueba de IgE específica?
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Fecha de publicación: 8 de junio de 2020
Cuando se trata de diagnosticar alergia alimentaria, hay dos pruebas a las que suelen recurrir los profesionales sanitarios: las pruebas de punción cutánea y los análisis de sangre de IgE específica (sIgE). A primera vista, ambas parecen bastante sencillas. Pero ¿se ha preguntado alguna vez qué miden realmente estas pruebas y cómo ayudan exactamente al diagnóstico de una alergia alimentaria?
Ha llegado al lugar adecuado. Sírvase algo de beber, salga de Twitter y póngase cómodo para sumergirse en la ciencia que hay detrás del diagnóstico de la alergia. Las cosas pueden complicarse un poco, pero le prometemos que haremos el viaje lo más llevadero posible.
Vamos a contarle un secreto: Para entender realmente la alergia y cómo se diagnostica, tenemos que hablar del sistema inmunitario. Sí. Ese sistema inmunitario. El que utiliza para luchar contra los resfriados, las gripes y todo lo demás.
Empecemos con algo llamado inmunoglobulina E (IgE).
Nuestro sistema inmunitario contiene una complicada red de defensores que trabajan juntos para mantenernos sanos. Algunos de esos defensores se llaman inmunoglobulinas, también conocidas como anticuerpos, que se unen a patógenos como los virus y los microbios para desactivarlos. Probablemente haya oído hablar de estos pequeñines a propósito del resfriado común o de las infecciones de las que se defiende su cuerpo. Este mismo tipo de ejército de defensores es el que se moviliza para hacer frente a los desencadenantes alérgicos.
La alergia se produce cuando nuestro cuerpo produce niveles elevados de cierto tipo de anticuerpos defensores, llamados IgE, para combatir la amenaza percibida de un alérgeno.
Estamos adelantándonos a los acontecimientos. Hora de una rápida lección de historia.
La IgE se descubrió en 1967 cuando los investigadores hallaron que las personas que tenían reacciones alérgicas a sustancias que no eran típicamente dañinas (piense en el polen o la leche) tenían niveles elevados de anticuerpos IgE específicas en la sangre.1 Los síntomas de una reacción alérgica se desencadenan cuando los anticuerpos IgE interactúan con un alérgeno y provocan la liberación de sustancias químicas, como la histamina. Este peligroso baile puede provocar desde urticaria y picor de ojos hasta anafilaxia.
Las personas que producen una sIgE elevada que puede reconocer un alérgeno específico se describen como "sensibilizadas" al alérgeno. Tener un aumento de sIgE se correlaciona con una mayor probabilidad de tener una reacción alérgica cuando se expone a ese alérgeno.
Pero la sensibilización no garantiza que la persona vaya a tener definitivamente una reacción alérgica. En el caso de la alergia alimentaria, tampoco indica que un alimento deba eliminarse por completo de la dieta del paciente, sobre todo si actualmente come el alérgeno sin problemas.
A nivel molecular, los anticuerpos IgE no reaccionan realmente a los alimentos completos. No hay ninguna pantalla de alarma que diga "ADVERTENCIA: CACAHUETE" o "INTRUSO DETECTADO: HUEVO". En cambio, los anticuerpos IgE reconocen e interactúan con pequeños fragmentos de cada alérgeno. En el mundo del diagnóstico, estos fragmentos se denominan componentes del alérgeno.
Pensemos en un alérgeno completo, como un cacahuete, como un gran puzle. Cada pieza del puzle suele ser una pequeña parte de una proteína que podría ser reconocida por un anticuerpo IgE. Llamamos a estas diferentes piezas del puzle "componentes" y a las pruebas de diagnóstico que las reconocen "pruebas de componentes". En la mayoría de los casos, un componente alérgeno específico se une al anticuerpo IgE que lo reconoce y no a otros, de forma similar a como una llave encaja en una cerradura.
No todas las personas alérgicas a los cacahuetes son alérgicas a los mismos componentes del cacahuete. En otras palabras, las personas con la llamada "alergia al cacahuete" pueden estar reaccionando a diferentes piezas del puzle. Los científicos pretenden identificar los componentes biológicos específicos que intervienen en las reacciones alérgicas, porque puede ayudar a los pacientes a comprender y controlar mejor su alergia.
En el caso de la alergia a los cacahuetes, este conocimiento puede ayudar a informar a un paciente si es probable que solo experimente síntomas menos graves, como picor en la boca, o si la persona tiene un mayor riesgo de tener una reacción anafiláctica, que puede requerir precauciones adicionales como evitar estrictamente todos los productos con cacahuetes y llevar un autoinyector de epinefrina.2 Y en el caso de la alergia a la leche o al huevo, las pruebas de los componentes pueden ayudar a informar a un paciente de la probabilidad de que pueda tolerar el alérgeno en productos horneados. Así es, podría tener una alergia al huevo y, sin embargo, poder tomarse un trozo de pastel. La ciencia.
Vale, todo eso está muy bien, pero ¿por qué algunas proteínas son más propensas a causar una reacción menor mientras que otras causan una reacción más grave? Nos alegra que lo pregunte. La respuesta es tan simple como imprecisa: Todas las proteínas son diferentes. Las proteínas suelen organizarse en grupos denominados "familias" según sus características moleculares.
Algunos miembros de la familia de proteínas "se parecen" tanto que el cuerpo puede confundir una con otra. ¿Ha oído alguna vez la frase "responde primero, pregunta después"? Si su sistema inmunitario percibe una proteína como una amenaza, los anticuerpos IgE se pondrán a trabajar. Este caso de identidad errónea se llama reactividad cruzada, y puede afectar a la forma en que el cuerpo responde a los alérgenos. Pero este tema es para otro post.
Volvamos a las pruebas.
Ahora que sabe qué relación tiene la alergia con el sistema inmunitario, es el momento de revelar en qué se diferencian las pruebas de componentes de las pruebas de alérgenos completos.
En una prueba de alérgenos completos (que se suele realizar con pruebas de punción cutánea o mediante análisis de sangre), todas las "piezas del puzle" están presentes en la prueba. Eso significa que es imposible determinar el componente específico al que está sensibilizado un paciente con un resultado positivo.
¿Por qué es importante? ¿Recuerda cuando hablamos de los cacahuetes, los huevos y la leche y de cómo estar sensibilizado a una proteína y no a las demás podría afectar a la vida del paciente? Solo las pruebas de componentes pueden identificar qué proteínas o moléculas específicas pueden estar desencadenando reacciones. Conforme se vayan identificando más y más de estos componentes y se realicen nuevas pruebas, las personas podrán conocer mejor su "huella digital alérgica" específica, lo que puede ayudarles a controlar mejor su enfermedad alérgica.
Al comprender la alergia de los pacientes a nivel molecular, los profesionales sanitarios pueden ayudarlos a entender mejor su alergia y determinar qué pacientes son más aptos para una provocación alimentaria oral.2 Los diagnósticos son herramientas poderosas, pero en última instancia la respuesta física del paciente al consumo de un posible alérgeno es la única forma de descartar realmente una alergia.3
Uf. Ha sido mucho, pero lo ha conseguido.
Aunque no podemos hacer un examen para evaluar la información que ha retenido (ni queremos ese montón de papeleo), sí queremos que se sienta capacitado e informado para que la próxima vez que su médico mencione una prueba diagnóstica, entienda mejor qué valor tiene y qué mide. Recuerde que siempre debe comentar los resultados de las pruebas y el plan de control de la alergia con los profesionales sanitarios. Ellos son los verdaderos expertos a la hora de crear diagnósticos de alergia personalizados y planes de control de la alergia.
Monitorice la información de los síntomas de la alergia para aprovechar al máximo la visita a un profesional sanitario.
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