Conozca mejor la enfermedad alérgica habitual, los síntomas, las estrategias de control y las posibilidades de pruebas.
¿El paciente es candidato para la prueba de IgE específica?
Obtenga información exhaustiva sobre alérgenos completos y componentes de alérgenos.
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Julio de 2025 | ✓ Revisión de aspectos médicos a cargo de: Magnus Borres, director de Asuntos médicos
La alergia es la reacción del sistema inmunitario a sustancias normalmente inofensivas, como polen, productos químicos o metales. Cuando una respuesta inmunitaria a un alérgeno desencadena una irritación de la piel, se denomina afección alérgica de la piel. Las reacciones cutáneas pueden manifestarse con diversos síntomas como enrojecimiento, picor e hinchazón. Al ser la primera barrera de defensa de nuestro cuerpo, la piel suele ser el primer órgano en responder a los alérgenos.2
La dermatitis es una inflamación de la piel que puede manifestarse de diferentes formas. Los principales tipos de dermatitis son:
El diagnóstico de la alergia cutáneas se basa en la recopilación minuciosa de la historia clínica del paciente, en la observación clínica y en ensayos diagnósticos específicos. Para afecciones atópicas como la dermatitis atópica, que afecta hasta al 20 % de los niños y entre el 2 % y el 8 % de los adultos, los criterios de Hanifin y Rajka siguen siendo los más utilizados en todo el mundo.1 Sin embargo, no existe ningún biomarcador específico para el diagnóstico de estas afecciones: en el contexto del eccema, el diagnóstico es solo clínico, en función de la distribución de la afectación cutánea y los síntomas.6-8
Un factor común es el aumento de IgE específica en la sangre, lo que puede indicar sensibilización alérgica. Los ensayos de IgE específica son una herramienta valiosa para identificar alérgenos potencialmente implicados en reacciones cutáneas.2,6 Sin embargo, un elevado nivel de IgE no siempre se correlaciona con la gravedad de los síntomas, por lo que el diagnóstico debe complementarse siempre con un examen clínico exhaustivo y un análisis de la historia clínica del paciente.6
La alergia cutánea puede manifestarse con diversos síntomas, como:
Aunque eccema y urticaria pueden parecer similares, existen diferencias clave:
Como hemos visto, eccema y urticaria son ambos afecciones inflamatorias de la piel, pero presentan diferencias significativas en sus causas, manifestaciones clínicas y mecanismos patogenéticos.
El eccema tiene varios factores agravantes y desencadenantes, como el calor, la sudoración, el estrés emocional y la exposición a determinadas sustancias químicas, el humo del tabaco y las soluciones de limpieza. Además, existen alérgenos comunes que pueden causar síntomas, como:5
El eccema se caracteriza por un defecto en la barrera cutánea; sin embargo, no todos los pacientes con eccema presentan niveles elevados de IgE. Por lo tanto, se ha introducido una distinción entre el eccema asociado a anticuerpos IgE (denominado eccema atópico) y el eccema sin anticuerpos IgE (denominado eccema no atópico).7 Además, el microbioma cutáneo desempeña un papel clave en la patogénesis del eccema, con una proliferación anómala de patógenos como Staphylococcus aureus y Malassezia, que agravan la inflamación y aumentan la susceptibilidad a las infecciones cutáneas.4
La urticaria, por su lado, se caracteriza por habones pruriginosos de duración variable, que pueden aparecer y desaparecer rápidamente. A diferencia del eccema, está causada por la degranulación de los mastocitos, que liberan histamina y otros mediadores inflamatorios. La urticaria puede ser aguda o crónica y tener diversas causas, como reacciones alérgicas mediadas por IgE, estímulos físicos (calor, frío, presión) y mecanismos autoinmunitarios.7 La urticaria no implica una alteración estructural de la piel, como ocurre en el eccema, ni se asocia a un defecto de la barrera cutánea.
Otra distinción fundamental se refiere a la duración de las lesiones: en la urticaria, las ronchas tienden a desaparecer espontáneamente en 24 horas, mientras que las lesiones eccematosas persisten durante mucho tiempo y pueden evolucionar hacia un engrosamiento de la piel (liquenificación) debido al rascado continuo. Además, aunque el picor de la urticaria responde a los antihistamínicos, la del eccema puede no responder lo suficiente a estos fármacos.8
Estas diferencias son cruciales para garantizar un diagnóstico preciso y un tratamiento adecuado.
El eccema dishidrótico, o eccema palmoplantar agudo, es un tipo frecuente de eccema que se presenta como erupciones similares a ampollas en las manos y los pies. Las lesiones son extremadamente pruriginosas y tienden a ser recurrentes.4
Este tipo de eccema puede desencadenarse por diversos factores, como el estrés psicofisiológico, la exposición a irritantes o alérgenos ambientales.
El tratamiento del eccema dishidrótico incluye el uso de terapias tópicas para reducir la inflamación y aliviar el picor. Es de vital importancia evitar rascarse las lesiones para prevenir complicaciones infecciosas. En algunos casos más graves, o en aquellos resistentes a los tratamientos tópicos modelo, pueden prescribirse fármacos sistémicos para controlar los síntomas.4
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